lunes, 30 de agosto de 2010

17/8/2010

Permanecer en puerto no está hecho para mis huesos marineros. El paso del tiempo, aquí en tierra, se cuenta de manera diferente. Quizás sea eso, intentar convivir con los horarios y la cotidianeidad que se respira mientras andamos anclados me astía y me hace sentir mal, me puede llegar a crispar los nervios en ocasiones.

Creo que me contagian sus prisas, sus horarios y esa cosa que llaman estres. Esque me duele todo!!! lo que más, esta maldita pierna. Y no, no digais que es la humedad de puerto, se seguro que es mental, estas normas y leyes que se siguen en tierra firme me taladran el cerebro y me hacen padecer el peor de los males.

Si camaradas, de eso estoy totalmente seguro, se a ciencia cierta que es algo que ronda mi cabeza, porque esa pierna, esa jodida pierna que me hace los días eternos y las noches difíciles de llevar, es la que tengo de madera.

Salud!!

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